- 2 Laser Sonic de 13 cm (165 gr)
- 2 Turbo Ice Express de 16 cm (157 gr)
- 2 Laser Sonic de 17 cm (183 gr)
- 2 Turbo Ice Express de 19 cm (168 gr)
- 1 Turbo Ice Express de 22 cm (181 gr)
- 1 Spectre Ice Piton (130gr)
Lo que todavía no he decidido es si este año añadiré un tornillo de 10 cm para aseguramiento precario, ahora que el nuevo ice express ya está homologado para caídas (el antiguo modelo no y el Charlet-Moser tampoco) o cogeré otro de 13 cm y si la cosa está fea lo estrangulo con la cinta plana haciéndole una gaza.
El pitón de hielo se utiliza para hielo extremadamente fino o para fisuras heladas. Es un aseguramiento más psicológico que real porque realmente no está homologado para caídas y la verdad es que da la sensación de que se va a salir si te caes, pero si no cabe otra cosa, te tienes que fiar y punto. Lo bueno del modelo de BD es que tiene cinta larga, con lo que se puede evitar que la cuerda haga zigzag en ese seguro. Desde luego, yo dejaría su compra para lo último, ya que si estás empezando tampoco te vas a metes en vías que no se puedan asegurar con tornillos.
Por hacer un resumen, tengo que decir que en general prefiero los Black Diamod a los Charlet-Moser, pero mejor paso a contaros por qué. Para empezar, como se puede observar en la tabla (con pesos reales, no los de la web) los Black Diamond ganan (y por mucho) en el apartado del peso ya que son bastante más ligeros que los Charlet-Moser (sólo hay que comparar el de 16 con el de 17 para hacerse una idea), algo muy importante cuando llevas el juego completo.Una vez colocados en el arnés, los BD son más fáciles de identificar debido al código de colores que aplican a la manivela (el azul es el de 16, el gris el de 19 y así sucesivamente) por lo que no tienes que estar comparando los tornillos entre sí para ver cuál es la longitud adecuada que quieres sacar del portamaterial. Como yo sólo tengo dos longitudes de ChM (13 y 17 cm) marqué con esparadrapo los más cortos para diferenciarlos.
Los DB son algo más fáciles de sacar de los portamateriales (en mi caso los caritool de Petzl) ya que la chapa no gira sobre sí misma, por lo que cogiendo el tornillo y girándolo se extrae fácilmente del mosquetón sin tener que estar sujetando la chapa específicamente para que esta no gire en la maniobra.
En cuanto a la penetración en el hielo ambos tornillos son increíbles, con media vuelta de muñeca se quedan sujetos al hielo, aunque para mi gusto el BD muerde entes el hielo.
En el roscado es donde el BD es claramente superior al ChM. Su diseño de manivela es mucho más cómoda (sobre todo la nueva versión ligeramente cónica) que el diseño de “chapa” giratoria de ChM. Mientras que la manivela del BD permite roscar el tornillo tanto cogiéndola con los dedos como apoyando la palma de la mano si el hielo es muy duro, la chapa giratoria sólo permite roscar cogiéndola con los dedos, lo que es un problema cuando llevas cubre-guantes de gore (no muy ajustados) ya que se enganchan y la manivela queda inutilizada.
A la hora de “chapar” el tornillo también prefiero el BD al Chm ya que como la chapa gira, en ocasiones, cuando estás realmente “pillado”, cuesta un poco pasar el mosquetón y es que no es tan sencillo chapar con guantes gordos como parece a simple vista. Lo bueno de ambos diseños de manivela es que ninguno de ellos molesta cuando chapamos, el BD porque es muy compacto y en el ChM la manivela sencillamente no existe.
Hasta aquí, parece que los tornillos de ChM son un poco “castaña”, pero no es así, son unos muy buenos tornillos y al quitarlos de la pared se nota. Mientras que el DB se tiene que deschapar para sacarlo, con los ChM se puede utilizar la propia cinta para ello. No es tontería, importa mucho. Para sacar el BD tienes que quitar la chapa, sacar la manivela, desenroscar y estar atento en las últimas vueltas para que no se te caiga. Con el Chm agarras la cinta y desenroscas con ella, por lo que es imposible que se te caiga si haces la maniobra rápidamente.
En el transporte y almacenaje también destacan los ChM y con nota. Los Iceflute son la bomba de cómodos y seguros: se pueden colgar de un cinturón en grupos de cinco, impiden que las roscas sufran desperfectos al impactar los tornillos entre sí o con otro material y es imposible que los tornillos se caigan por accidente. Cada uno pesa 27 grs pero desde luego que merecen la pena.
En lo que se refiere al precio, creo que en este caso no debería ser un factor que condicionase en exceso la compra de uno u otro modelo, ya que están más o menos a la par. Un ChM viene a costar unos 4 ó 5 € más caros que los BD, pero con el Iceflute incluido. Si lo tenemos que adquirir aparte (unos 25 €) los dos modelos se quedan igual de precio.En resumen, lo mejor es comparar por uno mismo los dos modelos para ver con cual nos “apañamos” mejor. Aunque yo prefiero los BD por las razones que he expuesto, tengo compañeros fieles a sus ChM porque como he dicho, también son unos tornillos excelentes y además, para gustos los colores.
Para no extenderme tanto con este artículo ya escribiré otro específico para hablar del mantenimiento de los tornillos (fundamental para que funcionen correctamente) y demás material de hielo (piolets y crampones), porque creo que el tema da para mucho.





Están fabricados en policarbonato, un plástico muy resistente que además los otorga una gran ligereza de tan sólo 11 gr por cubierto. Pero además el policarbonato ofrece una gran ventaja respecto al acero, aluminio o titanio ya que no ralla el material antiadherente con que cuentan algunos cazos y sartenes, permitiendo que duren mucho más. Cuando me compré el cazo de Ferrino antiadherente (del que ya haré un artículo) cociné con los cubiertos de metal que traía el set y lo único que conseguí fue deteriorar el material, que tras pocos usos se fue desprendiendo poco a poco. Sin embargo, compañeros con cazos similares (también marca quechua) que utilizan los cubiertos de plástico no han tenido ese problema.
o como el de “FireLite” (8,2 gr y 12,99 $)
aunque sinceramente creo que para el poco peso que te ahorras no merece la pena andar con estos diseños tan poco “ortodoxos” que además son más caros.
Un día mientras compraba material de oficina vi una posible solución: unas fundas de plástico para guardar DIN-A4 a más o menos 50 céntimos la unidad (marca Esselte), y que encima eran bastante más rígidas que las normales. Como las tarjetas son de menos de 10x21 cm y estas fundas eran para DIN-A4 (21x29,7 cm) me entraban de sobra. Además, necesitaba una funda algo rígida porque la idea era hacer una especie de sobre con solapa ya que no tenía otra manera de hacer el cierre de la funda para que la tarjeta no se saliera.