jueves, 30 de octubre de 2008

Porta Bidones Para Mochila

En carreras de larga duración una correcta hidratación es fundamental. Siempre he utilizado el camelbak porque me parece el sistema más rápido y cómo para beber, pero tiene un par de inconvenientes que me han empujado a probar otros sistemas. El primer inconveniente y el más evidente es que no sabes a ciencia cierta la cantidad de agua que te queda. Puedes estimarlo más o menos, pero os aseguro que te puedes llevar una sorpresa muy desagradable si se te acaba el agua a mitad de carrera. El segundo inconveniente es simplemente una cuestión de comodidad a la hora de llenarlo por ejemplo en un arroyo: tienes que quitarte la mochila, sacar el camel, llenarlo con cuidado de no mojar la mochila porque sacar también el tubo es un rollo y volver a meterlo todo en su sitio porque si llevas una mochila justa de espacio (algo muy común) luego tienes que volver a encajar todo el equipo.

En una carrera probé un sistema híbrido de camel (con agua) y bidón (con isostar) con muy buenos resultados. La idea era beber del camel hasta que se me agotara y aguantar el bidón como reserva extra y funcionó a la perfección porque no tenía donde repostar agua.
En la siguiente carrera donde probé el sistema la cosa era diferente: era de más duración y había que estar repostando constantemente. Por lo tanto tuve que variar un poco la logística llevando el bidón siempre lleno para saber cuánto agua tenía y rellenarlo sin problemas y aparte el camel con medio litro “por si acaso” que rellenaba cuando la parada era también para sacar algo de la mochila, comer algo o reponer fuerzas.
Lo malo del bidón es tenía que llevarlo en una redecilla en el lateral de la mochila y era un tostón sacarlo cada vez que quería beber, sobre todo cuando el terreno era algo técnico. Una posible solución utilizada por la gente es un porta bidón de esos que se acoplan en el tirante de la mochila como el de la marca raidlight.
El problema es que son 20 €, así que había que encontrar un sistema más barato… y ligero.

El sistema es de lo más sencillo de fabricar ya que sólo consta de dos tiras de velcro con una anilla de plástico a modo de cierre.
He de reconocer que yo ya tenía las tiras hechas, pero vamos, con una máquina de coser no creo que se tarden más de 5 minutos en preparar todo. Mis tiras miden 35 cm de largo por 1,5 de ancho (para que pase por el tirante de las mochilas Salomon) con una hebilla de plástico de esas cuadradas que seguro que se pueden encontrar en mercerías, el Decathlon o tiendas de montaña. La parte de velcro que no pincha mide 28 cm, va cosida a la que si pincha (de 7 cm) y a la anilla como se ve en la foto, vamos, no tiene pérdida.

Como el bidón que voy a utilizar tiene una hendidura cerca de la boca, no creo que se resbale de las cintas y se caiga, pero de todas maneras yo le puse un poco de silicona haciendo una especie de zig-zag por si acaso.
Para colocar el porta bidones en la mochila aproveché la trabilla que llevan las mochilas Salomon en el tirante para pasar la cinta superior (espero que aguante el trajín), la inferior queda suelta y depende de la altura del bidón.
Me preocupa un poco el balanceo lateral que pueda tener el bidón en carrera, pero creo que los demás porta bidones tienen el mismo problema, ya veremos con las pruebas.
La verdad es que no me he parado a pesar el porta bidones porque realmente el peso que tiene es irrisorio, debe rondar los 5 gr cada cinta como mucho…
Ahora sólo me queda acoplar una boquilla de camel al bidón para no tener ni que sacarlo para beber, aunque he leído por la red que da la sensación de que se te van a meter en un ojo. Tendré que probar ambos bidones para ver cual me convence más antes de la siguiente carrera.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Titan Kettle de MSR

Elegir un buen cazo para cocinar en montaña o en carreras de varios días es una elección mucho más compleja de lo que parece a simple vista cuando quieres exigir a tu equipo el máximo rendimiento con el mínimo peso. En el mercado existen básicamente tres materiales con los que se fabrican estos elementos: el aluminio, el acero y el titanio. Este último es un elemento químico de color gris plata de propiedades mecánicas muy parecidas al acero pero mucho más ligero que éste, gracias a lo cual se pueden fabricar cazos con unas paredes mucho más finas que las de los cazos de aluminio (los más utilizados) manteniendo la misma resistencia y sin embargo aligerando bastante el peso final.


El Titan Kettle de MSR es un cazo de titanio con un diseño austero que le otorga un peso total (cazo + tapa) de 118 gr (pesados) mientras que un cazo de aluminio de similares prestaciones como el mío de Ferrino pesa 169 grs. Lo malo del titanio es su precio: mientras que el cazo de aluminio cuesta unos 24 €, el de titanio ronda los 52 € y es que la calidad se paga. ¿Merece la pena pagar 28 € más para ahorrar 50 gr de peso? Pues depende de la actividad que vayamos a realizar y de la posibilidad de ahorrar ese peso en otros elementos menos costosos. Hay que tener en cuenta que 50 gr es lo que pesa el alcohol necesario para cocinar un sobre de pasta, por lo que cambiar de cazo nos permite comer un día más sin incrementar el peso…

El cazo tiene unas medidas de 9 cm de alto por 11,5 de diámetro, lo que le da una capacidad de 0,85 l, más que suficiente para un sobre de pasta o una sopa. Estas dimensiones están pensadas para llevar una bombona de gas de tamaño medio dentro de él, lo que nos ahorra ese espacio en la mochila. Lo malo es que el hornillo tiene que ir a parte porque no cabe dentro del cazo a no ser que lleves el tamaño pequeño de bombona, tamaño que por otra parte es más que suficiente para cocinar dos o tres días si no derrites nieve.

Cuenta con dos asas abatibles que se pliegan hacia los laterales para transportarlo, por lo que en principio no es necesario llevar pinzas, ahorrándonos otros 30 gr de peso (y ya van 80 gr entre cazo y pinzas). La mala conductividad del calor del titanio puede hacernos creer que no es necesario que las asas lleven material aislante, pero en realidad no es así: cuando la comida empieza a hervir se calientan bastante, por lo que hay que tener cuidado al cogerlas para no quemarse. Creo que podían haber forrado con material aislante por lo menos de la mitad de las asas hacia arriba sin peligro de que el aislante se quemara, para ganar comodidad de uso. De momento habrá que seguir utilizando un guante, pañuelos o similares para protegernos de quemaduras.

Un buen detalle de diseño es el pitorro que convierte el cazo en una jarra. De esta manera es mucho más sencillo llenar una botella de agua si hemos derretido nieve para hacer agua que si el cazo no tuviera esa hendidura en el borde, y es que el diseño de este cazo cumple a la perfección con la máxima del minimalismo: “Hacer más con menos” ya que sirve como jarra, transporte de la bombona y hornillo y, por supuesto, cocinar.

La tapa se encaja en el cazo (vamos que no se cae si lo ponemos boca abajo) para transportar el conjunto de una sola pieza, por lo que no necesitamos ni gomas ni artilugios parecidos. Cuenta con un asa abatible con material aislante para poder manipularla sin quemarnos, que se encaja perpendicular a la tapa para que el plástico aislante no la toque y no se derrita. Además tiene un pequeño agujero que nos permitirá utilizarla como escurridor de pasta (otra función más) y para evitar que la tapa salte debido a la presión de la cocción de la comida. Sobra comentar que siempre es recomendable utilizar la tapa para acelerar la cocción de los alimentos y ahorrar combustible.

Otra pega de los cazos de Titanio es la mala conductividad del material. Esto hace que sólo la parte en contacto directo con la llama transmita el calor a la comida que estamos cocinando, o dicho en otras palabras: que la comida se pega que da gusto. Hay que tener cuidado (en serio) de cocinar a fuego lento y remover constantemente la comida para que no se pegue en el fondo del cazo porque luego cuesta bastante eliminar lo quemado y deja un sabor bastante desagradable. Tampoco ayuda mucho a este problema que el cazo no disponga de tratamiento antiadherente, supongo que para ahorrar peso y no encarecer todavía más el producto.

En resumen, es un cazo ideal para dos o tres personas como mucho a las que el ahorro de peso les importa más que una comida elaborada. Además es lógico, porque por un lado la capacidad del cazo tampoco es que dé para cocinar mucho más que un sobre de pasta, sopa o liofilizados y por otro, es un poco ilógico gastarse un dineral en un cazo para ahorrar 80 gr de peso y luego llevar una comida “poco ortodoxa” y pesada para la actividad que estás realizando.